La soledad del escritor: puede que la más maravillosa del mundo


Algunas veces mis amigos me han comentado si no preferiría tener otro tipo de hobby que no fuera la escritura por lo solitaria y absorbente que puede llegar a ser. Según ellos, tomar clases de cocina, bailar, practicar senderismo son mucho más interesantes que pasarme horas de mi tiempo libre frente al ordenador o escribiendo en una libreta.

Bueno pues puede que sí sea verdad que es un oficio solitario éste el de escribir y puede que carezca de la algarabía y sociabilidad de las otras actividades que he mencionado, pero por más que les explico lo de la necesidad de plasmar tu imaginación a través de palabras y de sacar lo que llevas en tu interior, como que no me acaban de entender.


Comprendo que ser escritor conlleva algunas veces a cierto aislamiento, a horas de soledad intentando dar forma a una idea, a reproducir a través de las palabras adecuadas los espacios y diálogos que ves y escuchas dentro de tu cabeza, todo en pos de dar vida a esa historia que desde que encendió en ti no has dejado de darle vueltas y vueltas para que se convierta algún día en realidad.

Sí, es un oficio que no es para todo el mundo, te tiene que gustar y hay que superar momentos de bloqueo, de inseguridad, manejar el lenguaje y adaptarlo a cada historia como si fuera plastilina a la que das forma para conseguir el efecto que buscas en tu lector. También implica correcciones y un montón de trabajo hasta que lees lo que has hecho y te sumerges en ese universo que has creado y fluyes con él, sientes que es una melodía armoniosa en la que todo encaja sin que desentone una sola nota.

Sí, puede que tantas horas de dedicación no tengan una gran retribución e incluso sea algunas veces un poco ingrato, puede que no consigas llegar con tus letras y algún que otro lector se te rebote, pero esto creo que entra en el margen de error que puedes tener cuando escribes un libro, no somos moneda de oro para gustarle a todo el mundo y puede que la melodía que hay dentro de ti no consiga sintonizar con aquel que te llegue a leer, sin embargo, hay que seguir. Es como todo en la vida, y aun así, la posibilidad de decepcionar a tu lector siempre estará ahí. Pero también estarán a los que consigas llegar con tu trabajo, los que valoren el esfuerzo y por supuesto disfruten con lo que has creado y con eso es con lo que hay que quedarse para seguir adelante. No digo que desoigas las críticas negativas, sino todo lo contrario, porque ésas son las que te ayudarán a crecer, a mejorar lo que has hecho y ver si la próxima vez el posible error no se repite. Las positivas atesóralas con mimo y utilízalas para las horas bajas, cuando las fuerzas te fallen y te plantees si merece la pena todo esto.

Oficio ingrato, difícil, solitario… pues puede que sí, pero yo disfruto de lo lindo cuando armo una historia y voy avanzando cada día un poquito, deshaciendo la madeja y descubriendo en qué quedará ese mundo que he creado. Es en ese momento cuando en vez de soledad, siento que he experimentado una vida paralela a la mía en la que la historia y mis personajes me han acompañado a lo largo de todo el camino.

Imposible sentir soledad ante eso, y si me pasa, sólo puedo decir que para mí se trata de la soledad más maravillosa del mundo.


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