Arroba al Corazón - fragmentos
Me
tomaste de la mano y la estrechaste con fuerza; yo no tenía valor ni para
mirarte, me puse colorada, te sonreí a medias y decidí acabar de marcharme,
pero me lo impediste y me retuviste por un poco más. No me dejabas ir y sentí
la sutil caricia de tu pulgar sobre mi piel, me armé de valor y te miré a los
ojos, tú me correspondiste. No sé cuánto tiempo estuvimos así, quizás sólo fue
un momento más, sin palabras, sin que me dejaras ir, mirándonos, me perdí en
tus ojos de miel.
¿Qué
fue lo que falló, Max? ¿Cuántas veces se puede vivir un momento como aquél?
Todo aquel sentimiento: ¿valió realmente la pena?
Ahora
frente a la pantalla de este ordenador, revivo aquella secuencia de vida. El
deseo de retenerme a tu lado, el tacto de tu piel, y el calor de tu mano
estrechando la mía.
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